Psicotrampas I: Lo pienso y lo siento, luego es real

"Lo siento, luego existe", ”lo siento así, luego es así”, “tengo esa intuición, luego es real”.

La tendencia que muchas personas tenemos a dejarnos llevar por las sensaciones sin cuestionarlas de ninguna manera, la tendencia a atribuir a alguien o algo ciertas propiedades percibidas sin pruebas tangibles, basándonos únicamente en nuestras sensaciones, constituye una de las psicotrampas o trampas psicológicas más comunes de nuestra mente.

Esta psicotrampa suele producir una "profecía autocumplida", es decir, que hace que se termine cumpliendo aquello que sentíamos, ya que nos fijaremos en todo aquello que confirme que nuestras sensaciones son ciertas y rechazaremos aquello que las desmiente .

Podemos ilustrar la psicotrampa del "Lo siento y lo pienso, luego es real" con el siguiente relato:

"Había una vez un hombre que quería colgar un cuadro. Tenía a mano varios clavos, pero no contaba con ningún martillo con el que clavarlos, así que decidió acercarse a casa de su vecino para pedirle uno prestado.

De repente, le asaltó una duda:

- ¿Y si no quiere presarme el martillo?

Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Puede que tuviera prisa; pero tal vez la prisa no fuese más que una excusa y el vecino tiene algo en contra mía.

¿Qué podría ser? Yo no le he hecho nada, así que se le deben haber cruzado los cables.

Desde luego que si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría rápidamente. ¿Por qué no debería hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo? Tipos como éste le amargan a uno la vida, de verdad.

Y encima se creerá que dependo de él, sólo porque tiene un martillo. ¡Esto ya es el colmo!

Nuestro hombre salió disparado hacia la casa del vecino, llamó a su timbre, y cuando se abrió la puerta, antes de que el vecino tuviese tiempo de decir nada, nuestro hombre le gritó furioso:

- ¿Sabe qué le digo? ¡Que se quede usted con su maldito martillo!"